¿Hay vida sexual después del infarto?
Dr. Roberto Dos Santos, Cardiólogo. Dra. Verónica Berardo, Especialista en Medicina Sexual.

El infarto no solo representa una amenaza física. También deja huellas emocionales y psicológicas profundas, muchas veces invisibles. Entre ellas, una de las más silenciadas es el impacto sobre la sexualidad. Los cambios en la vida íntima tras un infarto son frecuentes, pero rara vez se abordan en la consulta médica. Y sin embargo, el deseo, el contacto afectivo y la intimidad emocional siguen siendo parte esencial de la salud y la recuperación.
Cambios en la sexualidad tras un infarto
Después de un evento coronario, muchos pacientes refieren una disminución del deseo sexual, menor frecuencia de relaciones o dificultades para recuperar la espontaneidad. En lugar de encuentros sexuales, algunas parejas comienzan a expresar su afecto a través de caricias, abrazos o masajes. No se trata de una renuncia a la sexualidad, sino de una adaptación emocional ante una experiencia que cambia profundamente la percepción del cuerpo, del riesgo y del vínculo.
Miedo, ansiedad y barreras físicas
Una de las principales barreras para retomar la vida sexual es el miedo. Temor a un nuevo infarto, a hacer un esfuerzo que "el corazón no soporte", o a no responder como antes. A esto se suma la ansiedad en los primeros intentos, que puede acentuar las dificultades.
En algunos casos, los medicamentos también influyen. Los betabloqueantes, diuréticos y ciertos antihipertensivos pueden afectar la función sexual o disminuir la libido. Aunque no todos los pacientes presentan estos efectos, es importante hablarlo con el médico antes de suspender o modificar el tratamiento por cuenta propia.
El riesgo real es bajo, pero el miedo es alto
Desde el punto de vista médico, la actividad sexual representa un esfuerzo físico leve a moderado, comparable a subir dos tramos de escalera o caminar a paso ligero durante unos minutos. Para la mayoría de los pacientes estables, sin síntomas al realizar estas actividades, el sexo es seguro a partir de las 2 a 6 semanas después del infarto.
Menos del 1% de todos los infartos ocurren durante una relación sexual. Es decir: el riesgo real es muy bajo. El problema no es tanto físico como emocional. El miedo inhibe, incluso cuando el cuerpo ya está preparado para retomar la vida.
La importancia de la información médica
Muchos pacientes reciben el alta hospitalaria sin haber hablado una sola palabra sobre este tema con su Cardiólogo. A menudo buscan respuestas en internet o simplemente evitan el tema, cargando con dudas y temores en silencio.
Sin embargo, hablarlo con el Cardiólogo lo cambia todo. La sexualidad debería formar parte del seguimiento clínico habitual, sin tabúes ni vergüenza. Existen tratamientos seguros para la disfunción sexual en pacientes cardiovasculares estables, siempre que no se utilicen nitratos ni existan contraindicaciones específicas.
Recuperar la intimidad, paso a paso
Retomar la vida sexual tras un infarto no implica volver "a lo mismo que antes" de forma inmediata. Es un proceso que requiere tiempo, paciencia y comunicación.
Los Especialistas en Medicina Sexual recomiendan comenzar en un ambiente de calma, sin presiones ni apuro. A veces, explorar otras formas de contacto —como el afecto físico sin exigencias sexuales— es una manera valiosa de reencontrarse. Y si persisten las dudas, consultar es siempre el mejor camino.
Conclusión
La sexualidad luego de un infarto no desaparece: se transforma. Puede vivirse de forma plena y saludable, siempre que se aborde con información, seguridad médica y apoyo emocional.
Recuperar la vida después de un infarto también es recuperar el placer, el contacto y la conexión con uno mismo y con la pareja. No hay razón médica para callar este tema. Al contrario: hablarlo es parte de sanar.